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Publicaciones sobre las Jornadas de EOL






En “Lógicas de la vida amorosa” J.-A. Miller, recurriendo al sonido homofónico de la palabra amour, señala que podría escucharse como “a mort”: ha muerto (1), recordando posiblemente al mismo tiempo, un recurso que ya había utilizado Lacan en Louvain. A modo de provocación nos preguntamos entonces: ¿el amor ha muerto?

Pero no saquemos los pañuelos para secar nuestras lagrimas porque el amor no ha muerto y lo dice el mismo Miller “la desvalorización del amor no es verdad, ¡es puro teatro! (2) como así también es puro teatro que se intente escribir “la relación sexual existe” bajo el imperativo de la uniformidad de los goces. En la era post-paterna existe entonces una vigencia del amor.

Lacan sitúa la diferencia sexual como una diferencia radical de los goces que hace la relación sexual imposible y es en el Seminario Aún que nos propone que “el soporte del amor se encuentra en cierta relación entre dos saberes inconscientes”. Es allí donde nos encontramos con el giro que orientará la clínica en relación al goce, y con el amor como “lo que suple la relación sexual.” (3) Guiados por esta brújula es que podemos plantearnos que no todo se limita al amor heterosexual. Es por eso que el tema al que nos convoca nuestra Jornada, “Incidencias del amor en la experiencia analítica” propiciará la producción de trabajos respecto a la diversidad del amor, así como a sus consecuencias en la clínica.

En los senderos que llevan desde Freud a Lacan podemos hallar diferentes concepciones del amor. Al menos podemos atisbar tres caminos: el amor como pasión del ser; el amor en su vía de engaño; el amor como una significación vacía. Cuando Freud desestimó la sugestión hipnótica, pudo observar un conjunto de fenómenos que consistían en sentimientos positivos y negativos referidos al analista. Halló también que en el analizante esta constelación de afectos –amores y rechazos− trascendían a la persona del analista. Fue así como a este nuevo amor lo llamó transferencia, vinculándola pocos años después al Complejo de Edipo y a la ambivalencia afectiva relativa al padre. Ahora bien, hacer del padre una función implica situar al amor como amor al saber: se ama a quien se supone el saber y esto remite a la condición fundamental de todo amor neurótico: la castración. De allí se desprende la idea del amor como “dar lo que no se tiene a quien no lo es”, una de las formas del acto, que nos permite ubicar al amor más allá de lo imaginario. Desde Encore pasamos de un inconsciente hecho de palabras a un inconsciente realizado de escrito. El inconsciente será entonces un escrito en tanto que todo no puede pasar por la palabra. Lacan nos propone un neologismo, la apparole, para designar a esa palabra que no asegura la comunicación pero sí asegura el goce: una palabra domeñada por la pulsión, una palabra sin diálogo. En este sentido propondrá la función clínica del deseo del analista como lector de ese escrito.

El analizante ama al analista ofreciéndole su síntoma; ésta es su prueba de amor. ¿Cómo responde el analista? ¿Qué querrá decir que al analista no le queda más que responder obstaculizando la demanda de amor, única vía posible para el despliegue de la pulsión? El deseo del analista será entonces su prueba de amor. Parte del recorrido de un análisis implicará una relación con el Sujeto supuesto Saber encarnado por el analista, aquel al que se le supone un saber se lo ama. Es también en esta variedad que se trata del Uno, que fundamenta la transferencia y que se podrá atrapar por medio del amor. En Los no incautos yerran nos encontramos con la dimensión ética del amor al inconsciente y a la posición del analista: ser incauto del inconsciente implica amarlo. Cuando Lacan modifica su idea de que el padre es el origen de la nominación (4) dirá que lo que nombra al sujeto es una experiencia de goce, experiencia traumática, marca de goce sobre el cuerpo, inscripción imborrable del primer encuentro con el goce, en este sentido: la condición de amor es una condición de goce. No es lo mismo estar sometido a la condición de amor que inventar algo con ella, algo nuevo allí. Al respecto no hay que olvidar que en el Seminario 20 la función del amor como semblante en la transferencia oficiará de medio entre el goce y el deseo, formula consagrada de Lacan pero siempre viva del seminario de La angustia: “sólo el amor permite al goce condescender al deseo”.

Pensar una significación del amor más allá de la versión del padre, determinado por lo real llevó a Lacan a plantear que “el deseo del analista no es un deseo puro. Es el deseo de obtener la diferencia absoluta, la que interviene cuando el sujeto, confrontado al significante primordial, accede por primera vez a la posición de sujeción a él. Sólo allí puede surgir la significación de un amor sin límites, por estar fuera de los límites de la Ley, único lugar donde puede vivir.” (5) Leonardo Gorostiza plantea “No más amor que sea reedición o pasión, sino un amor que sea voluntad. No más odio, sino lucha. Un amor no cautivo de lo necesario sino abierto a la contingencia. Una voluntad de amor”. (6). Entonces ¿el fin de análisis tendría que ver con un amor que no sea más reedición o pasión sino que sea voluntad? ¿Un amor no cautivo de lo necesario sino abierto a la contingencia?.

Convocamos, a la XV Jornada de la Sección Santa Fe de la Escuela de la Orientación Lacaniana, en torno a las siguientes preguntas:

1. El amor como el lazo que anuda el saber y el inconsciente. El amor de transferencia en la cura. ¿Con que versiones del amor al padre nos encontramos en histeria y en la neurosis obsesiva?

2. ¿Es posible el amor en la psicosis?

3. ¿Hay que sumar el deseo de amar y ser amado a los tres imposibles freudianos: educar, gobernar y curar?

4. Tanto el amor como el odio son los soportes del SsS ¿qué podemos relatar los analistas de los avatares de la transferencia en la dirección de la cura?

5. ¿Cómo incide un psicoanálisis en los cortes, las costuras y los anudamientos entre el amor y el goce?

6. El nuevo orden simbólico nos enfrenta a los nuevos tratamientos del goce. La soledad de cada uno con su partenaire plus-de-gozar es uno de ellos. ¿Cómo es afectado el amor por la historicidad, las geografías y la segmentación social del Otro?

7. El amor como semblante. Si el amor es un velo que hace posible que se sostenga la transferencia ¿Qué es lo real del amor?

8. ¿Hay dos tipos de fin de análisis: el que lleva a verificar lo contingente del encuentro amoroso y el que lleva a asumir lo necesario de su predestinación?

9. El Uno y el azar, el Otro y el destino, ¿hay un destino para el amor al final de un análisis o se trata de otro amor? ¿Qué escribe la letra del amor?

(1) J. A. Miller “Lógicas de la vida amorosa”
(2) J. A. Miller “El hueso de un análisis
(3) J. Lacan, El Seminario, Libro XX Aún 
(4) J. Lacan, El Seminario, Libro IX, La identificación
(5) J. Lacan, Seminario Libro XI Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis
(6) Leonardo Gorostiza, Jornadas de la ELP. A Coruña noviembre de 2012. 

COMISIÓN CIENTIFICA: Daniel Millas - Silvia Puigpinós - Rosana Battaino

Autor: Secretaría del directorio